Teatre Micalet – Valencia
Por: Vicent Vila, autor i director teatral
Éxitos parisinos en Valencia
Coinciden en este momento dos éxitos de la cartelera parisina en nuestra ciudad: El cantor de México (Les Arts) y Estimats pares (Teatre Micalet). Nada que ver una con la otra.
La zarzuela de Les Arts es un compendio de la exageración y el despilfarro sin medida, con escenografía final de falla de primera especial, pero que curiosamente se estrenó en París de la mano de Francis López para mayor gloria de Luis Mariano de quien muchos recordarán la versión cinematográfica.
Por su parte Estimats pares, que también se estrenó en Paris con texto de Emmanuel y Armelle Patron, es una propuesta modesta pero resultona, muy de la medida de la compañía Micalet, una comedia con sus puntos reflexivos, aunque quizás con demasiadas pinceladas para tan humilde lienzo.
El argumento, aunque sencillo, sorprende constantemente: Anna i Vicent, dos profesores jubilados citan a sus tres hijos ya adultos para anunciarles una cosa muy importante que cambiará sus vidas…
La propuesta está ejecutada con la precisión y talante del equipo artístico habitual de la Sala que igual puede con un drama que con un trabajo limpiamente asainetado. Así el terceto formado por Joan Peris (Dirección), Ximo Solano (Adaptación) y Pilar Almería (Producción) llevan a buen puerto un entretenimiento eficaz con la presencia en escena de la propia Pilar Almería, Toni Agustí, Manuel Canchal, Enric Juezas y Laura Romero, cada uno con sus momentos ajustados de protagonismo, destacando la ironía maligna de los padres frente a los indefensos hijos que no saben la que les espera y por su personaje Toni Agustí en una madurez cada vez más evidente y aplaudible.
La escenografía diseñada por La Reina, no va más allá del salón con sofá y sus diversos accesorios y combina perfectamente con el vestuario de la ya habitual Isabel Requena que facilita eficazmente la caracterización de cada personaje.
Una función que alegró y sorprendió a un público fiel y deseoso de pasar una buena velada. Una buena oportunidad para reírnos de nosotros mismos.
FOTOGRAFIA: Santiago Carregui